Tenencia de tierras, equidad de género y resignificar a la mujer rural. Estos, a grandes rasgos, fueron los tópicos tratados en el conversatorio ‘La tierra en manos de mujeres: transformando vidas y el campo’, realizado por esta Casa Editorial en alianza con la Agencia Nacional de Tierras (ANT) y el apoyo de la Embajada de Suecia en Colombia, la oficina de FAO en Colombia y el PNUD, el pasado 19 de julio.
Durante el evento, los participantes reflexionaron y compartieron sus experiencias sobre los avances, retos y oportunidades que tiene el país frente al acceso, la formalización, la tenencia y el aprovechamiento productivo de tierras en igualdad de condiciones para hombres y mujeres en las zonas rurales del territorio nacional.
Myriam Carolina Martínez, directora general de la Agencia Nacional de Tierras, resaltó la importancia de reconocer el papel que tiene la mujer en el campo y de ayudarle a desempeñar adecuadamente su rol en el entorno, fortaleciéndola para que comprenda sus derechos y obligaciones. “Para nosotros, la mujer es fundamental en el desarrollo rural del campo, ellas son transformadoras del entorno, su participación genera un mejoramiento en la calidad de vida”, comentó.
En esta línea, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) como implementadora de los Planes de Ordenamiento Social de la Propiedad Rural (POSPR), ha venido cambiando el modelo de demanda por el de atención por oferta, con el cual la entidad va al territorio a identificar las necesidades reales y a encontrar la manera en que el campesinado acceda a la tierra.
Bajo este modelo, se está colocando tanto al hombre como a la mujer como propietarios de la tierra, y se está reconociendo el valor de las mujeres como gestoras y replicadoras de esos derechos como titulares de su tierra. “Estamos garantizando que las mujeres reconozcan su papel dentro del marco del derecho para acceder a los beneficios”, comentó la directora.
Por su parte, José Carlos Orozco, subdirector de planeación operativa de la ANT, explicó cómo la entidad transversaliza el enfoque de género en la ruta de los POSPR, al reconocer que las mujeres se enfrentan a barreras culturales, sociales, económicas para gozar del derecho a la tierra “y, a partir de allí, orientar la intervención cumpliendo el deber constitucional de promover las condiciones para que la equidad sea reales y efectiva para las mujeres”, apuntó.
Catalina Hoyos Mora, delegada de la embajada de Suecia, exaltó, entre otros aspectos, la importancia de los POSPR para definir los derechos de uso y propiedad de la tierra. “Somos conscientes de los enormes desafíos que aún tiene Colombia en la formalización de los derechos de la mujer a la propiedad, en la restitución como víctima del conflicto, en el acceso a la tierra y de brechas de género», dijo.
No obstante, esa formalización se convierte en “la puerta de entrada para acceder a insumos, a bienes productivos, a asistencia técnica, a créditos, lo que puede redundar en un mayor crecimiento del campo colombiano”, puntualizó.
Propietarias de tierras… y de sueños
Para Alan Bojanic, representante FAO en Colombia, las brechas existentes de inequidad de género, donde se privilegia la otorgación de títulos y formalización de la tierra a hombres, aún son grandes, por lo que es necesario encontrar mecanismos para lograr un balance. “Hemos venido trabajando para que las mujeres obtengan el derecho pleno sobre sus tierras;
proyectar una política totalmente inclusiva donde nadie quede atrás, especialmente donde ha habido mayores problemas de despojo de tierras, migraciones forzadas y vulneración de derechos”, manifestó el funcionario.
En su intervención, Jessica Faieta, representante residente del PNUD en Colombia, resaltó los esfuerzos que realiza la Agencia Nacional de Tierras para reconocer el rol que desempeña la mujer en el campo colombiano y cómo la implementación de estrategias para transformar las relaciones de poder que excluyen y relegan a las mujeres permiten detener la dependencia patrimonial y económica y erradicar la desigualdad de género.
“De esta manera, se abren las puertas para el empoderamiento de las mujeres rurales, para promover la garantía de sus derechos humanos integrales, para que puedan tener el gobierno propio de sus bienes, y del bien más importante sobre el cual pueden construir y realizar sus proyectos de vida como es la tierra, y sobre todo para que sean propietarias de sus sueños”, anotó.
Fuente: El Tiempo